Una investidura de difícil digestión.

Pedro Sánchez es, de nuevo, Presidente. Ha conseguido, mediante una negociación poco transparente y con concesiones a los grupos independentistas, evitar un Gobierno del PP con V0X que aplique sus políticas de involución. Dicen que se trataba de eso, de cerrar el paso al trumpismo español, aunque la factura política que supone la amnistía para el PSOE será costosa y dejará huella. 

En todo caso y tras el debate bronco entre Alberto Feijóo y Pedro Sánchez, me resulta desolador para España y la Democracia que no se haya percibido en el Congreso el más mínimo atisbo de que algún consenso será posible en esta legislatura. Seguirán paralizadas reformas de calado que precisan de Pactos de Estado, lo cual es una pésima noticia. En fin, todo sea por mejorar la convivencia y el diálogo (imagino que en toda España), aunque tengo serias dudas. 

Todos los embarrados caminos que habría que recorrer para llegar a consensos, con la participación imprescindible del PSOE y el PP, han quedado bloqueados para esta legislatura. Porque las incertidumbres que afectan a la vida de la ciudadanía y los retos globales que debe afrontar España, como el resto del planeta, exigen pactos duraderos.

En un tiempo de crisis y rupturas la obligación de los líderes de las principales fuerzas del Parlamento era la de rebajar la crispación y buscar vías de entendimiento para avanzar en pactos transversales. Sin embargo, se han construido trincheras y con ellas nos han robado la esperanza en el papel que debe jugar la política democrática.

Lo que nos deja este Pleno de Investidura es la radicalización de la vida política que se traduce en una mayor polarización de la sociedad y del clima de odio. Hemos asistido a una colección de acusaciones inadmisibles, de continuas alusiones a historias del pasado y de descalificaciones personales. Por ello, mi comentario trasciende las posiciones partidistas. Y no se trata de ser equidistante sino de reflejar un estado de ánimo tras observar las formas y el fondo del debate. 

Habrá Gobierno de Progreso y, pese a los 179 votos de apoyo a Pedro Sánchez, nace en una posición de debilidad. Lo que ha sucedido en el proceso de investidura, incluidos los actos fascistas y la contaminación del PP, es la demostración de que en España falta cultura democrática y un ejercicio práctico de valores como la aceptación real del pluralismo, las deliberaciones de altura y el ejercicio de la autocrítica en el discurso político.

 

Odón Elorza / 16 de noviembre de 2023

Odón Elorza

Espacio de diálogo e interacción con el diputado socialista por Gipuzkoa.

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