Odón Elorza

Odón Elorza

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Un twitter público y europeo frente al ciberpopulismo.

El multimillonario y polémico Elon Musk, que se hizo con la propiedad de Twitter (ahora llamada red X), ha expresado sus objetivos de negocio en las redes sociales. Lo que ha provocado una enorme preocupación entre los usuarios de esta plaza digital.

Es evidente que ni Musk ni las grandes plataformas tecnológicas están dispuestas a hacer filantropía en el mercado digital ni a ejercer una autorregulación responsable. Pasan de las Directivas de Servicios Digitales de la UE que regulan la libertad de expresión, el Estado de derecho, el respeto al individuo y la protección de la infancia. Y abren sus dominios al público para hacer negocio con el “big data” y con el poder de manejar la información.

Defienden su soberanía digital sin aceptar intromisiones ni una regulación legislativa y siguen criterios y reglas de funcionamiento que no son propios de la ética democrática. Por eso hay que impedir y sancionar la práctica de las fake news y la desinformación viral por parte del ciberpopulismo, convertido en el factor más desestabilizador de la democracia.

Todos los espacios accesibles en internet son propiedad de cinco macroempresas tecnológicas con posicionamientos ideológicos, en muchos casos, muy cuestionables. En los tiempos convulsos que vivimos tienen el control y el uso de la comunicación en sus manos para “dar forma” a la opinión pública y aprovechar el poder de las redes sociales para sembrar incertidumbres, miedo y colonizar al electorado. Este escenario nos empuja a los demócratas a reflexionar y proponer la creación alternativa de redes públicas que aporten confianza digital.

No se trata de una quimera. De ahí la necesidad de trabajar una propuesta para definir un posible modelo de twitter europeo, configurado como servicio público, regulado con criterios de ética democrática y con la gestión por un órgano independiente. Un modelo que nazca desde una alianza de entidades y sectores con vocación pública y al servicio de los intereses generales de la población. Es la única manera de ayudar a preservar nuestra soberanía informativa, tecnológica y política en el marco de la UE y frenar el avance del tecnofascismo.

Necesitamos un modelo de twitter que no sirva a los intereses privados de las empresas ni a intereses de gobiernos. Pero de igual manera, también precisamos unos medios de comunicación públicos sometidos a un control democrático y gestionados por un organismo realmente autónomo del gobierno de turno. Con un consejo de dirección que vele por la libertad de expresión -sin espacio para la injuria, el discurso del odio o la incitación a la violencia-, el rigor profesional sobre la veracidad y el pluralismo de la información. A la comunicación pública hay que exigirle credibilidad e imparcialidad así como una oferta de mecanismos para la verificación de la noticia en tiempo real.

En el caso de la red social, se trata de garantizar a la ciudadanía un instrumento para poder dialogar, debatir e intercambiar contenidos. Cierto que es un objetivo difícil -no imposible- y propio de las competencias de la UE. Pero el Congreso y en particular el Parlamento Europeo debieran iniciar el camino, con una voluntad política clara sobre el modelo de la red pública y la forma de su gestión.

Además del reto de hacer frente al cambio climático y las migraciones, los poderes democráticos del planeta tendrán que afrontar el reto de la regulación en el ámbito de la IA, las redes y la comunicación. Hoy, están en manos de grupos privados de ideología neoliberal y populista que nos acercan a la distopía y la posverdad. Es así que los enemigos de la democracia tienen todas las de ganar.

 

Odón Elorza / Ex Diputado del PSOE y miembro del Comité Federal

San Sebastián 10 de agosto de 2023 / Publicado en público.es

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Del “que te vote Txapote” al “no pasarán”

La sociedad española sufre el riesgo de una ruptura de la convivencia democrática. Así lo percibí desde casa y frente al televisor cuando oí el grito “que te vote Txapote” lanzado por la militancia ayusista del PP bajo el púlpito de Génova en la noche electoral. Después, siguiendo en el túnel del tiempo, escuché el grito “no pasarán” por parte de la militancia del PSOE ante la sede de Ferraz.

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El 23J es el reflejo de una sociedad al borde de la ruptura.

Los resultados del 23J son el reflejo de una sociedad dividida, con ruptura del diálogo político transversal y contaminada por un discurso extendido de odio que amenaza nuestra convivencia. En ese escenario, la Democracia solo avanzará si los líderes de los partidos son capaces de mostrar más autocrítica y más generosidad intelectual en vez de alimentar la confrontación partidista. Porque España tiene pendientes reformas claves que exigen Pactos de Estado.

No soy equidistante y considero que el PP es el responsable principal de la situación y de la crisis de Estado. Pero en esta sociedad tiene que haber voces que insistan en la imperiosa necesidad de buscar pactos en torno al interés general y a la reforma de la LOREG y la Constitución. Por supuesto que no es tarea fácil pero no intentarlo sería una grave irresponsabilidad. 

Los grandes desafíos globales del siglo XXI como son la lucha por la inclusión, la transición ecológica, la revolución tecnológica y las migraciones, requieren diálogo y no se resolverán desde una actitud sectaria sino dignificando la acción política. Lo que conlleva poner en práctica los valores democráticos.

A la vista del resultado electoral del 23J, las próximas semanas exigen prudencia y humildad desde el Gobierno de Coalición en funciones tras la dulce derrota. Pero conviene diferenciar entre el deseo y la compleja realidad de la fragmentación electoral que representa a la España plural de la diversidad.

Ahora viene el ejercicio más difícil todavía. Se trata de racionalizar las nuevas expectativas de gobernar que generan las frías matemáticas del nuevo Congreso -no olvidemos el resultado en el Senado- una vez que se observa la imposibilidad de que Feijóo logre ganar su investidura.

Las derechas no han alcanzado su objetivo al incumplir las enormes expectativas de victoria que habían fabricado en las encuestas. Y eso les duele y desorienta. Lo constaté la noche electoral en el discurso de Feijóo celebrando su amarga victoria. Feijóo está desinflado y se ve cuestionado pero tiene que presentarse al proceso de investidura. Tampoco entendí algún mensaje triunfalista en el discurso de Pedro Sánchez en Ferraz. Son ceremonias en las que parece que todos han ganado y en las que los gritos e insultos prevalecen sobre los necesarios mensajes de reflexión y calma.

Es muy posible que los malos resultados de ERC y JUNTS -en pelea entre ellos y con las elecciones catalanas próximas- les lleven a poner un precio político que podría ser inadmisible de cara a obtener Pedro Sánchez su apoyo en una posible investidura. Hay quien, desde Cataluña, tiene la tentación de desestabilizar el proceso de investidura por no importarle ni convenirle la gobernabilidad de España. El PSOE no negociará nada que no respete la Constitución.

En el terreno de las cábalas, Feijóo debe presentarse a la investidura como ganador el 23J. Es su oportunidad y debiera activar la liturgia de la democracia y el debate parlamentario. Si no lo hace o fracasa, entonces Pedro Sánchez ha de intentarlo. Si Junts y otros partidos se moderan, planteando cuestiones razonables, habrá Gobierno. Si ponen un precio inconstitucional se acaba la negociación y Sanchez reforzará así su posición de cara a una repetición electoral en diciembre.

Por tanto, se debe establecer una estrategia que acierte en las formas democráticas y en un tono nada crispado de cara a la gestión política a desarrollar en estos cuatro meses por si toca repetir, algo que veo muy probable, las elecciones. Ahora, más que nunca, el país necesita un Presidente en funciones que gestione los tiempos con sabiduría y humildad, que actúe de manera muy institucional, y que proyecte tranquilidad, seguridad y confianza ante la ciudadanía.

La crisis interna que se empieza a percibir en PP y VOX, crecerá por sí sola si Pedro Sánchez, el PSOE y Sumar, actúan con mucha habilidad, rebajando la tensión política y la polarización que han llevado al agotamiento a la sociedad. Lo contrario les servirá a las derechas como pegamento interno.

No olvidemos que la gran mayoría de la población ya está con mentalidad de vacaciones y desconectada de la bronca. Es la hora de manifestar altura política y de planificar soluciones en clave democrática para septiembre.

 

Odón Elorza / Ex diputado del Congreso por el PSOE.

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¿ El voto será más racional que emocional ?

En los tiempos que vivimos, una campaña electoral no puede fiarlo todo a la decisión racional de un electorado que evalúe con objetividad la gestión realizada por el Gobierno y que analice lo que nos jugamos para los próximos cuatro años. Es mucho pedir porque el voto es más líquido, cambiante y está muy condicionado por el contexto de un escenario político en el que pesa el trumpismo y la manipulación informativa, el estado de ánimo y las expectativas negativas de cara al futuro.

Habría que preguntarse por las razones que llevan a sectores de trabajadores, gente humilde, jóvenes, pensionistas y clases medias a votar lo mismo que los conservadores, ultras y ricos, a quienes les importa poco el interés general y aplicar los principios de una democracia madura. Pero sucede que cada vez hay más gente que no le da el salario para llegar a fin de mes porque ha perdido poder adquisitivo. Y considera que la política no le va a resolver sus problemas o que el discurso populista da salida a su malestar. Se impone la reflexión. 

Una parte importante de la población se siente atrapada por la desafección a la política, la incertidumbre y el miedo ante lo que viene y ante los efectos económicos motivados por los grandes retos globales. Me refiero a la crisis climática, a la revolución tecnológica -en especial con los fenómenos de la IA y la evolución incesante de la robótica- y a las migraciones que irán en aumento por las guerras y la hambruna y sin que la izquierda tenga una posición compartida y coherente. El escenario global del planeta ayuda a precipitar un cambio de ciclo aunque este Gobierno no se lo merezca tras la gestión realizada en medio de una pandemia y una guerra.

De ahí que las propuestas y reformas de la izquierda tengan que ser explicadas no solo desde la racionalidad sino, ademas, con un relato que, dando respuestas a tanta ansiedad, despierte emociones e ilusión colectiva para resolver problemas de gran complejidad. Esa es una tarea fundamental, con dimensión pedagógica, que tendría que servir para identificar a un líder político.

Según avanzaba la campaña del 23J me he reafirmado en que no era acertado centrarla en una llamada de alarma continuada contra VOX y su pretendida capacidad para forzar una involución. Son Feijóo y el PP, una derecha que practica el trumpismo y prioriza el discurso ayusista, quienes quieren conducir a España a una involución en derechos sociales y en libertades. La misma derecha populista -rasgo más acusado tras la explosión electoral de VOX- que podría ocasionar un retroceso en la modernización de las estructuras económicas e industriales que precisa el país. 

Se trataba de no fallar al establecer la estrategia y prioridades de una campaña electoral decisiva. El peligro real no es VOX; es el PP que se ha ido al extremo con un comportamiento reaccionario, con amenazas de derogar conquistas sociales y democráticas, con sus propuestas para recortar las políticas públicas y sus prácticas contrarias a los principios de una democracia.

Feijóo es el verdadero elefante en la habitación. No hay que poner todo el foco en el pacto del PP con VOX. Esos pactos de gobierno son incalificables pero están asumidos y amortizados para la opinión pública. A la ciudadanía progresista le repugnan y los da por descontado. 

La prioridad de la campaña debe ser reforzar la credibilidad del Presidente Pedro Sánchez y del proyecto iniciado por el Gobierno de Coalicion y ganar la confianza ciudadana mediante la presentación de nuevas propuestas que vengan avaladas con rigor. Propuestas sobre políticas fiscales para seguir desarrollando las medidas sociales y el cumplimiento de los derechos básicos; sobre las vías para consolidar la evidente mejora de los datos de nuestra economía; y sobre un proceso de gobernanza democrática que promueva las políticas de cooperación interinstitucional de cara a una aplicación responsable y justa de los fondos europeos en favor de la recuperación tras la pandemia. Sin olvidar que fortalecer en España la relación con Cataluña y Euskadi requieren una política de Estado que aplique el diálogo constitucional para afianzar la convivencia y desarrollar el autogobierno.

Feijóo pasará a la historia como “el mentiroso” porque en esta campaña ha pretendido convertir la mentira en una “bomba de racimo” que contamine toda la vida política. Le interesa tenernos ocupados y distraídos discutiendo sobre la amenaza que representa VOX, los historíales negacionistas de responsables institucionales ultras, la miserable consigna sobre Txapote, el uso del Falcon, el demonio que encarna Bildu cuando fue el Presidente Aznar quien negoció con ETA como ha quedado de nuevo demostrado, un pacto trampa de Feijóo en apoyo a la lista más votada (puro ejemplo de cinismo) o levantar dudas sobre el papel de Correos. 

Al PP no le interesa que la información de los medios y la propia campaña de PSOE y SUMAR se dediquen a recoger y explicar la mejora de los datos de la economía y el empleo. Tampoco Feijóo está interesado en debatir sobre las medidas necesarias que deben adoptarse ante la crisis que atraviesa el planeta y ante tantas incertidumbres vitales.

El debate público no puede servir para engordar la confusión. Bastante crispación y polarización se ha trasladado ya a la población. El debate electoral debiera ser transparente y centrarse no solo en la gestión realizada por el Gobierno progresista de coalición. Sobre todo, debiera insistirse en las nuevas reformas a aprobar, junto a las iniciativas para reforzar los valores de una democracia amenazada.

Una campaña electoral no solo sirve para hablar de gestión y de futuros compromisos para la legislatura. Defender la necesidad de un diálogo transversal para establecer puntos de encuentro -de nuevo- en la política de Estado, de cara a afrontar los grandes desafíos de país, ha de ser un objetivo destacado en un Programa que trate de ser incluyente y de generar confianza en la ciudadanía.

Alcanzar acuerdos que formen parte de una política de Estado es algo irrenunciable. Lamentablemente, la campaña de Feijóo va de lanzar mentiras reiteradas, va de alimentar el discurso del odio y de amenazar con propuestas de recortes sociales e involución de la democracia .

En Europa, en tiempos de crisis e incertidumbre, una parte de la derecha tradicional se ha vuelto trumpista, bebe del discurso ultra y gobierna con ella. En España tenemos la gran oportunidad el 23J de frenar el avance de las ideas de ultraderecha que ponen en riesgo los derechos civiles, la democracia y la cohesión europea. Necesitamos en la UE líderes dispuestos a afrontar en serio una transición ecológica y digital que sea justa así como los problemas actuales de desequilibrio y de ingobernabilidad, a corto plazo.

Los compromisos de las fuerzas de izquierda han de consistir en profundizar las políticas públicas que permitan nuevas conquistas en la lucha contra la desigualdad, la exclusión y la pobreza, y asentar una gobernanza basaba en el diálogo, la cooperación y una articulación cada vez más federal.

Las elecciones del 23J son trascendentales para una España que no puede permitirse dar pasos atrás si quiere gestionar con éxito sus retos.  

 

Odón Elorza / Ex diputado del PSOE por Gipuzkoa.
San Sebastián 13 de julio de 2023 (actualizado el 22 de julio).

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